El consumo de vino en Argentina ha registrado una caída del 9,3% en octubre de 2024 y con relación al mismo mes de 2023. Según datos de relevamientos del sector, el consumo per cápita pasó de 23,7 litros en 2018 a 21,5 litros en 2023, una tendencia que expertos atribuyen a la combinación de factores económicos y nuevas preferencias en el mercado.
A pesar de esta caída general, los varietales blancos, como el Chardonnay y el Sauvignon Blanc, han experimentado un aumento en su demanda. Esto sugiere una diversificación en los gustos de los consumidores, quienes parecen inclinarse hacia opciones más frescas y ligeras, especialmente en climas cálidos.
Una de las innovaciones destacadas en el sector es el crecimiento del formato de vino en lata, particularmente popular entre los consumidores jóvenes. Este formato, práctico y accesible, se ha convertido en una alternativa atractiva frente a las presentaciones tradicionales, marcando una tendencia hacia formas más informales de consumo.
Economía golpeada: sin resto para alzar copas
La crisis económica ha jugado un rol crucial en la transformación del mercado. Con presupuestos más ajustados, los consumidores priorizan productos más económicos y de menor volumen, dejando de lado opciones premium o de mayor costo. Además, la concentración de la producción en grandes bodegas ha reducido la oferta de vinos de alta calidad, afectando aún más la diversidad del mercado.
Este panorama refleja cambios profundos en las costumbres de consumo en Argentina, alineados con tendencias globales hacia alternativas más prácticas y económicas. Las bodegas, por su parte, enfrentan el desafío de adaptarse a un mercado cada vez más exigente y en constante evolución.