La Ciudad de Buenos Aires enfrenta una crisis social preocupante, según revelan los datos de un relevamiento de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad. El estudio refleja que la pobreza afecta a 928.000 personas, lo que representa el 30,1% de la población, marcando el nivel más alto desde 2015. Este dato pone de manifiesto la gravedad de la situación económica que atraviesa la capital del país.
La indigencia, por su parte, alcanzó niveles críticos, afectando al 12,2% de los habitantes, lo que se traduce en 376.000 personas viviendo en condiciones de extrema precariedad. Este aumento drástico en los índices de pobreza e indigencia ha tenido un impacto significativo en la estructura social de la ciudad, provocando una reducción notable de la clase media, que pasó del 47,2% al 40,7% de la población.
El informe destaca que la caída en el bienestar afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos demográficos. Los hogares con mujeres como jefas de familia son los más golpeados por esta crisis, lo que pone de relieve la persistencia de desigualdades de género en el ámbito económico. Además, la pobreza se concentra geográficamente en la zona sur de la ciudad, evidenciando las disparidades territoriales que caracterizan a Buenos Aires.
Marcado descenso del poder adquisitivo
Particularmente preocupante es la situación de los niños y adolescentes. El estudio revela que el 43,5% de los menores de 14 años viven en hogares pobres, lo que plantea serias interrogantes sobre el futuro de una generación que crece en condiciones de privación y desigualdad. Esta realidad contrasta con la situación relativamente más favorable de los adultos mayores, cuyas tasas de pobreza son menores.
La crisis se ve reflejada también en la disminución de los ingresos tanto laborales como no laborales en términos reales. Esta caída generalizada del poder adquisitivo ha empujado a muchas familias por debajo de la línea de pobreza, erosionando años de progreso económico y social. La situación es especialmente grave en hogares con niños, donde la pobreza alcanza niveles aún más altos.
La magnitud de la crisis exige una revisión profunda de las estrategias de desarrollo económico y social, con un enfoque particular en la protección de los grupos más vulnerables y en la generación de oportunidades de empleo de calidad. Solo a través de medidas integrales y sostenidas en el tiempo se podrá hacer frente a esta crisis que amenaza con dejar cicatrices duraderas en el tejido social de la Ciudad de Buenos Aires.