El consumo en supermercados y autoservicios de Argentina experimentó una marcada disminución en junio de 2024, registrando una caída del 12.5% en comparación con el mismo mes del año anterior, según un estudio realizado por la consultora Scentia. Esta tendencia negativa no es un fenómeno aislado, ya que en los primeros seis meses del año, el descenso acumulado alcanzó un preocupante 8.5%, evidenciando una crisis sostenida en el sector. Dos sectores fueron los más afectados.
La situación se presenta de manera desigual a lo largo del país. El interior de Argentina se vio particularmente afectado, con una caída del 17.2% en el consumo, mientras que el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) experimentó una disminución menos severa del 5.1%. Esta disparidad geográfica refleja las diferentes realidades económicas y de consumo que se viven en distintas regiones del país.
En cuanto a los formatos comerciales, los autoservicios fueron los más perjudicados, con una baja del 14.6% en sus ventas. Por su parte, las grandes cadenas de supermercados no quedaron exentas de la crisis, registrando una caída del 10.3%. Estos datos sugieren que los consumidores están ajustando sus hábitos de compra en todos los tipos de establecimientos.
Golosinas y bebidas sin alcohol
Los rubros más afectados por esta contracción del consumo fueron los productos impulsivos como son las golosinas y las bebidas sin alcohol. Estos segmentos, que generalmente se asocian con compras no esenciales o de indulgencia, parecen ser los primeros en sufrir cuando los consumidores se ven obligados a ajustar sus presupuestos debido a la situación económica.
Frente a este escenario adverso, tanto supermercados como autoservicios han intensificado sus estrategias promocionales y de descuentos en un intento por mitigar la caída en las ventas. Sin embargo, estas medidas no parecen ser suficientes para contrarrestar la tendencia negativa, lo que ha generado tensiones entre el sector supermercadista y el Gobierno, ante la percepción de una falta de soluciones concretas para abordar la crisis.
A pesar de las dificultades actuales, existe cierto optimismo cauteloso de cara al futuro. Se prevé una leve mejora en el consumo para el último trimestre de 2024, aunque se reconoce que el año en su conjunto será desafiante para el sector. Este pronóstico sugiere que tanto consumidores como comerciantes deberán adaptarse a un entorno económico complejo en el corto y mediano plazo.