La Comisión de Ciencia e Innovación Productiva del Congreso Nacional dio inicio al recorrido formal para el debate de proyectos de ley sobre inteligencia artificial en el país. Lo hizo al desarrollar la primera reunión para el análisis de 18 proyectos de ley presentados que buscan regular la inteligencia artificial (IA) en Argentina. El primer encuentro, que se repetirá de manera periódica, abordó aspectos que pueden ser impactados por la IA como el empleo, la propiedad intelectual o el deterioro ambiental. El tema fue foco de la charla que mantuvo Sebastián Di Domenica en una entrevista con Nuria Am para Canal E.
El debate sobre la regulación de la IA llega en un momento determinante, en el que la tecnología avanza a pasos agigantados y su impacto en la sociedad es cada vez más evidente. Los legisladores argentinos se enfrentan al desafío de crear un marco normativo que proteja a los ciudadanos sin frenar la innovación, un equilibrio delicado pero necesario en la era digital.
Entre los temas más urgentes que se discuten está la necesaria capacitación laboral en IA para la sociedad. Di Domenica enfatizó la importancia de preparar a la fuerza de trabajo argentina para los cambios que la IA traerá consigo. La preocupación por el desempleo en sectores vulnerables ante la automatización es palpable, y se buscan estrategias para mitigar estos riesgos a través de la educación y la reconversión laboral.
Otro aspecto crucial que se abordó en la reunión del Congreso fue el impacto ambiental de la IA. Sorprendentemente, el desarrollo y funcionamiento de sistemas de inteligencia artificial requiere grandes cantidades de agua y electricidad. En un país como Argentina, donde los recursos naturales son valiosos y a veces escasos, esta consideración adquiere una relevancia especial en el debate sobre la regulación.
La ética en la IA también ocupa un lugar central en las discusiones. Los legisladores buscan abordar los sesgos en la programación de estos sistemas, reconociendo que la IA puede perpetuar o incluso amplificar desigualdades existentes si no se implementa con cuidado. Se plantea la necesidad de un marco ético robusto que guíe el desarrollo y uso de estas tecnologías en beneficio de toda la sociedad.
Posiciones contrapuestas
La posición de las grandes empresas tecnológicas argentinas reunidas en Argencon (con integrantes como los unicornios Mercado Libre o Globant) añade otra capa de complejidad al debate. Según Di Domenica, estas compañías abogan por una regulación mínima o sectorizada, en contraste con enfoques más integrales como el de la Unión Europea. Esta postura plantea interrogantes sobre cómo equilibrar la innovación con la seguridad y la equidad en la implementación de la IA.
Según señaló Di Domenica, el contexto global no puede ignorarse en este proceso. Argentina debería sumarse en mayor o menos medida a una tendencia mundial de regulación de la IA, reconociendo la necesidad de establecer normativas que protejan a los ciudadanos y orienten el desarrollo tecnológico de manera responsable. La experiencia de otros países servirá sin duda como referencia para los legisladores argentinos en este camino.
La complejidad del tema exige una colaboración estrecha entre todos los sectores de la sociedad. Legisladores, empresas, académicos y sociedad civil deberán trabajar juntos para asegurar que la regulación de la IA en Argentina sea efectiva, justa y promotora de un desarrollo tecnológico que beneficie a todos. El camino apenas comienza, pero el primer paso dado por la Comisión de Ciencia e Innovación Productiva marca un hito en la historia tecnológica del país.