En los últimos años, Argentina ha experimentado un progresivo atraso salarial que ha generado preocupación y descontento social. A pesar de la creación de empleo, los salarios no han logrado crecer de manera real, continuando su caída después del desplome sufrido entre 2012 y 2019, con una disminución del 21%.
Según datos recientes de Fide, el nivel general de los salarios ha disminuido un 5,5% entre diciembre de 2019 y septiembre de 2023. Esta caída ha afectado especialmente a los trabajadores informales, cuyos salarios se redujeron en un 26,6%. Por su parte, los trabajadores formales experimentaron una disminución del 1,4%, mientras que en el sector público se registró un modesto aumento del 0,9%.
Esta situación ha tenido un impacto directo en el crecimiento de la pobreza en el país, alcanzando un preocupante 40,1% según la última medición realizada en el segundo semestre de 2023. El atraso salarial ha contribuido a que más personas caigan en situaciones de vulnerabilidad económica, generando un aumento en la desigualdad y el malestar social.
Medidas compensatorias necesarias
En este contexto, la misma entidad sostiene que es urgente la implementación de medidas compensatorias para moderar el impacto que tendrá la aceleración de la inflación. Los trabajadores argentinos no tienen margen para tolerar nuevas caídas de ingresos, por lo que es necesario buscar soluciones que brinden alivio a sus economías. Es fundamental impulsar políticas que promuevan un crecimiento sostenido de los salarios y garanticen que estén alineados con el aumento del costo de vida.
En resumen, el progresivo atraso salarial en Argentina se debe a la falta de crecimiento real de los salarios, a pesar de la creación de empleo. Esta situación ha generado un aumento de la pobreza y el descontento social. Para revertir esta tendencia, es necesario implementar medidas compensatorias que mitiguen el impacto de la inflación y promover políticas que garanticen un crecimiento sostenido de los salarios.
