En un giro sorprendente de los eventos políticos, las recientes elecciones primarias en Argentina dejaron atónitos a muchos con la victoria del candidato ultraderechista, Javier Milei. Este inesperado triunfo generó un tembladeral económico que sacudió la mayoría de las variables financieras.
Uno de los efectos inmediatos fue el retroceso del peso argentino en más de un 20% el pasado lunes, con relación al dólar oficial, y la suba del dólar blue o paralelo, muy por encima de lo esperado.
En respuesta a la volatilidad del mercado, el gobierno rápidamente anunció medidas para limitar las operaciones de bonos destinadas a la adquisición de dólares. Esta medida intenta contener la salida de capitales y frenar la depreciación de la moneda local.
Una de las causas de la gran incertidumbre es que los principales tres candidatos a la presidencia (Massa, Bullrich y Milei) tienen enfoques divergentes en cuanto a las soluciones económicas. Con la economía ya bajo presión debido a los desequilibrios fiscales y monetarios, alta inflación, pobreza y la deuda pendiente con el FMI, las propuestas varían desde políticas de austeridad hasta estímulos fiscales, y generan inquietud en los mercados.
La reacción de los mercados no se hizo esperar
La incertidumbre política provocó una respuesta negativa en las bolsas y afectó el valor del dólar oficial, que a su vez está muy presionado por las negociaciones en curso con el FMI.
Esta turbulencia no solo agrega presión a la moneda nacional, sino que también conduce a una escalada en la inflación, lo que socava aún más el poder adquisitivo del peso.
Con un resultado electoral impredecible en las próximas elecciones y la anticipación de una mayor inflación, los desafíos económicos de Argentina parecen más abrumadores que nunca.
